¿La familia? Mal, gracias
Observando el furor ‘familicida’ que parece haber poseído al Gobierno de Rodríguez Zapatero, dan ganas de preguntarse de dónde han salido estas personas, si surgieron por bipartición de políticos anteriores o por emanación de los mismos leones de las Cortes, completos con el traje de chaqueta y la cartera. No es probable. Los gobernantes que ahora parecen empeñados en aumentar las plagas que afligen a la baqueteada familia española nacieron de una padre y una madre, posiblemente tengan hermanos y hermanas y se criaron durante un buen trecho de sus biografías en la misma célula primaria de la sociedad que todos los demás. Lo que pasa es que, como decía Chesterton, “no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”.¿Política familiar? ¿Qué tal banalizar definitivamente la institución permitiendo que compartan nombre y derechos cualquier agrupamiento humano, por caprichoso, pasajero o antinatural que sea? ¿O permitir a las madres a que maten a sus hijos no nacidos por cualquier razón en absoluto? ¿O convertir España en una réplica de Reno o Las Vegas en lo que al matrimonio se refiere, aprobando el “divorcio express”, la ruptura matrimonial “al minuto”, sin tiempo de espera, sin tener que alegar causa alguna, no vaya a ser que los cónyuges se lo piensen y acaben rechazando la bicoca del divorcio?Y no es que vayan ahora a arruinar un panorama idílico. El Instituto de Política Familiar ha hecho públicos algunos datos sobre la situación de la familia en España y su tratamiento jurídico-político, que resultan bastante desalentadores. Por ejemplo, una familia española tendría que tener dieciocho hijos y ganar menos de 10.800 euros al año para poder recibir las mismas ayudas que una familia alemana de tres hijos y con independencia de sus ingresos. Por ejemplo, en España cada cuatro minutos se produce una separación conyugal. Por ejemplo, cada siete minutos y medio se produce un aborto provocado en nombre (y con fraude), de la inicua ley que padecemos.Nacemos y crecemos en familia; en ella y de ella aprendemos los primeros conceptos del mundo, de la realidad. La familia es un pequeño ejército que permite afrontar la vida en compañía. La familia es el último bastión contra la tiranía. Por eso el poder ha sido históricamente el gran enemigo de la familia. El poder, llámese Gobierno o las fuerzas del mercado, prefiere tratar con individuos aislados, con átomos más fáciles de manipular y dominar.“Si Europa pierde la familia, perderá su identidad”, decía el pasado mayo el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto para la Doctrina de la Fe, pocos días después de la entrada en la Unión Europea de diez nuevos países. Se queda corto el prelado: si se pierde la familia, el hombre mismo habrá perdido su identidad.
1 Comments:
Reno y Palm Beach (Florida)......¿Capitales de los Divorcios?
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