Esta Europa es un timo
Después de horas de telediarios, tertulias de radio, anuncios del Gobierno -incluyendo la comparecencia oficial de la Vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega- y artículos de periódico, cualquiera diría que los socialistas han ganado las elecciones al Parlamento Europeo celebradas esta semana. Si le ha sorprendido el párrafo anterior, si le desconcierta leer que el Partido Popular ha sido la fuerza más votada, tómelo como la prueba definitiva de que esta Europa que nos venden es un timo y que los propios políticos, pese a su cacareado “talante europeísta”, son los primeros que no creen en ella.Si la Unión Europea fuera lo que pretenden, un embrión de federación continental respaldado democráticamente por sus ciudadanos y con verdadero peso político, el primer anuncio de resultados y los principales análisis postelectorales se dedicarían al resultado global, no a los escaños que hayan podido lograr los partidos nacionales, que no se trata de eso. Es como si, en unas elecciones generales, el presidente de la Generalitat saliera el primero en la televisión anunciando la victoria del partido a nivel autonómico, dejando para otro momento y para otras instancias informar que, en realidad, el partido más votado a nivel nacional ha sido el B. La Unión Europea, que empezó haciéndose de espaldas al pueblo, ha acabado desarrollándose contra el pueblo, que ha tomado la decisión mayoritaria -un 55%- de no presentarse en el colegio electoral. La cifra, en realidad, sería más alta si excluyéramos aquellos países en los que votar es obligatorio.Los europeos tienen excelentes razones para abstenerse, empezando por la inoperancia de un Parlamento que ni aprueba leyes ni elige al gobierno y que es poco más que un decorativo apéndice de una Comisión y un Consejo de Ministros que hace y deshace sin el molesto engorro de tener que responder ante los votantes. Qué sabrán ellos.Tenemos así una costosísima y laberíntica burocracia que desde Bruselas les dice a los de Tudela de qué tamaño tienen que tener sus espárragos o explican pacientemente a los riojanos qué debe ser un vino de Rioja. Y que, por supuesto, ni ustedes ni yo hemos elegido.El error de base ha sido crear Europa sin contar con los europeos ni con la compleja y convulsa historia del Viejo Continente, una entelequia surgida de la mera voluntad de los gobernantes. Negarse a reconocer su herencia cristiana, algo tan evidente como la nariz en una cara, es un síntoma de esta indiferencia utópica por la realidad. Hay una Europa grande, culta y rica, pero no es ésta.
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