La ley ‘anticachete’
Con la tasa de natalidad más baja del mundo, una alarmante tasa de divorcios y ochocientos mil abortos en las última décadas, uno pensaría que la familia española no está en su mejor momento y que el Estado debería, sino tomar medidas para defenderla, al menos dejar de acosarla.
Pero ya podemos respirar tranquilos: el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, propone derogar el Artículo 154 del Código Civil, que dispone que “los padres podrán también corregir razonable y moderadamente a sus hijos”, y aprobar una “ley anticachete”.
Es difícil condensar en tan poco espacio tantas capas superpuestas de estupidez, y uno no sabe cuál de las majaderías acumuladas criticar primero.
Se podría empezar llamando la atención sobre la morbosa inclinación de nuestros políticos por negar a un padre responsable el derecho a reprender a su hijo para evitar males mayores con un suave cachete mientras aplaude el derecho de la madre a asesinarlo antes de nacer. El padre, que de forma natural quiere enormemente a su hijo, es sospechoso, pero hay que creer que un cambiante colectivo de funcionarios que ni siquiera le conocen van a sacrificarse siempre por lo que más le convenga.
También habría que señalar la indignante intromisión estatal –policial, realmente- en la intimidad familiar que da por supuesta esta ley.
Está, en fin, el nefasto reflejo moderno de “legislar hasta morir”, abolir el mal a fuerza de decreto, fomentar una inflación legislativa en la que nada en la vida escape de la norma pública, que se vuelve inaplicable y acaba produciendo los efectos contrarios de los pretendidos.
Pero ya podemos respirar tranquilos: el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, propone derogar el Artículo 154 del Código Civil, que dispone que “los padres podrán también corregir razonable y moderadamente a sus hijos”, y aprobar una “ley anticachete”.
Es difícil condensar en tan poco espacio tantas capas superpuestas de estupidez, y uno no sabe cuál de las majaderías acumuladas criticar primero.
Se podría empezar llamando la atención sobre la morbosa inclinación de nuestros políticos por negar a un padre responsable el derecho a reprender a su hijo para evitar males mayores con un suave cachete mientras aplaude el derecho de la madre a asesinarlo antes de nacer. El padre, que de forma natural quiere enormemente a su hijo, es sospechoso, pero hay que creer que un cambiante colectivo de funcionarios que ni siquiera le conocen van a sacrificarse siempre por lo que más le convenga.
También habría que señalar la indignante intromisión estatal –policial, realmente- en la intimidad familiar que da por supuesta esta ley.
Está, en fin, el nefasto reflejo moderno de “legislar hasta morir”, abolir el mal a fuerza de decreto, fomentar una inflación legislativa en la que nada en la vida escape de la norma pública, que se vuelve inaplicable y acaba produciendo los efectos contrarios de los pretendidos.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home