El Papa 'Superstar' (Carta del diablo)
Apreciado Isacarón: Nadie como nosotros entiende el misil en la línea de flotación que ha significado para nuestra gran causa este polaco cuyo nombre nunca me oirás decir. Pero no pierdas la fe. Al final, ¿qué ha cambiado?
Después de milenios de jugar con las imágenes y apariencias, haciéndolas bailotear ante los ojos de estas criaturas pueriles, no vamos a dejar que nos engañen a nosotros. Conocemos su valor, como sabemos lo que les duran a los hombres de este siglo los entusiasmos. Han abarrotado Roma, pero podemos confiar en que las iglesias sigan relativamente vacías el domingo próximo.
Tú mismo no conseguiste evitar que uno de tus encomendados fuera a Cuatro Vientos. ¿Y cómo acabó la historia? Vitoreó, gritó hasta desgañitarse, se emocionó: incluso lloró. Y, al siguiente domingo, volvió a pasar de ir a misa por ver un partido. Como espectáculo, no hay color.
Le llamaban "el Papa mediático", y lo era, también en el sentido que más nos conviene. Es uno de los aspectos que más han destacado muchos comentaristas a su muerte, y cuanto más lo oigo, más me tranquiliza. ¿No ha sido eso para la mayoría mientras fue Papa, el Pontífice Superstar, un espectáculo que les excita y emociona durante unos minutos, antes de que su atención de preadolescentes hiperactivos se exciten y emocionen con las siguientes imágenes que vomiten los medios?
Ya nadie ve una contradicción en admirar -¡aclamar!- a un personaje e ignorar lo que predica. Es sólo un espectáculo.
Asmodeo
Después de milenios de jugar con las imágenes y apariencias, haciéndolas bailotear ante los ojos de estas criaturas pueriles, no vamos a dejar que nos engañen a nosotros. Conocemos su valor, como sabemos lo que les duran a los hombres de este siglo los entusiasmos. Han abarrotado Roma, pero podemos confiar en que las iglesias sigan relativamente vacías el domingo próximo.
Tú mismo no conseguiste evitar que uno de tus encomendados fuera a Cuatro Vientos. ¿Y cómo acabó la historia? Vitoreó, gritó hasta desgañitarse, se emocionó: incluso lloró. Y, al siguiente domingo, volvió a pasar de ir a misa por ver un partido. Como espectáculo, no hay color.
Le llamaban "el Papa mediático", y lo era, también en el sentido que más nos conviene. Es uno de los aspectos que más han destacado muchos comentaristas a su muerte, y cuanto más lo oigo, más me tranquiliza. ¿No ha sido eso para la mayoría mientras fue Papa, el Pontífice Superstar, un espectáculo que les excita y emociona durante unos minutos, antes de que su atención de preadolescentes hiperactivos se exciten y emocionen con las siguientes imágenes que vomiten los medios?
Ya nadie ve una contradicción en admirar -¡aclamar!- a un personaje e ignorar lo que predica. Es sólo un espectáculo.
Asmodeo
2 Comments:
Que paso si Isacarón responde:
"Querido Asmodeo:
El problema con tdodo esto es que en algo perdemos, creo que en una mínima fracción de esos millones de espectadores, alguna semilla habrá puesto el polaco..."
No me cabe la menor duda de que el polaco ha puesto muchas semillas: de que muchos de los que vitorearon al Papa y luego no le siguieron, al llegar la hora de la verdad, de la crisis vital -o tal vez a la hora de la muerte, que es la más vital de las crisis- volverán con la memoria a Cuatro Vientos, a ese aire en el que se respiraba verdad porque iba preñado de las palabras y el gesto fuerte del polaco... y probablemente ese recuerdo les devuelva la esperanza y sea el empujón que necesitan para enmendarse o hacer un postrer y definitivo acto de contrición.
No obstante, lo asombroso de Asmodeo es su valor para decir lo que nadie quiere decir: estoy seguro de que entre muchos católicos hay cierta complacencia por el unánime eco que el tirón popular del Papa está recibiendo en los medios (si hasta Tiempo ha sacado un DVD!!!), pero no podemos engañarnos: la afluencia y los vítores juveniles en Cuatro Vientos no casan con la proporción de jóvenes que asiste a misa. Es lo que hay. En suma, que aún queda mucho por hacer.
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