lunes, febrero 06, 2006

Adiós, España

Esto va así. Unos nacen, otros mueren. Pásense, si pueden, por Estambul. Hace siglos se llamaba Constantinopla, era la ciudad más populosa y poderosa de la Cristiandad, capital de un imperio que parecía inmutable. Los turcos no les dejaron a los bizantinos ni los ojos para llorar. Y estos mismos turcos fundaron a su vez un poderoso imperio que se extendía por Europa hasta las puertas de Viena, con toda Asia Menor y el norte de África. Hoy son un país de tercera, relativamente pobre y atrasado y confinado a la península de Anatolia y un trocito de Europa.

“Lo primero España, y sobre España, ni Dios”, blasfemaba un conocido literato falangista. Sin llegar tan lejos, hay muchos que consideran impensable la ruptura de España. Se equivocan, naturalmente. ¿Por qué España tiene que ser eterna? Nada lo es. Sobre todo, quienes se lamentan de que España se rompa, ¿qué han hecho?; ¿qué hacen? Zapatero no ha aterrizado en La Moncloa recién llegado de Venus: lo han votado los españoles.

Más aún: el Estatuto catalán quizá consagre el fin de la España que conocemos, pero no es más que la puntilla, el empujoncito final a un muro ya totalmente agrietado. Los españoles han tolerado que en Cataluña se enseñe el victimismo antiespañol cada día en los colegios desde hace décadas, que se ninguneen los símbolos nacionales, que se pisoteen los derechos de los castellanohablantes. Recogemos lo que hemos sembrado, nada más.

Más triste es el caso de Cataluña, cada vez más dominada por la superstición nacionalista, una de las religiones más tontas, agobiantes y decepcionantes. La exaltación de la patria a expensas de los ciudadanos, la constante apelación a los derechos colectivos sobre los individuales no lleva al fascismo: es fascismo, por muchas urnas, parlamentos y elecciones que haya.

El nacionalismo no es una ideología, porque no responde a la pregunta de cómo organizar la sociedad, no nos dice nada sobre cómo gobernar, sólo quién va a hacerlo, los augures de la tribu.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sr. Suabia, Ud. dice: "La exaltación de la patria a expensas de los ciudadanos, la constante apelación a los derechos colectivos sobre los individuales no lleva al fascismo: es fascismo, por muchas urnas, parlamentos y elecciones que haya."

Estoy de acuerdo en el postulado, pero no lo veo aplicable a la realidad catalana. Existen exaltaciones nacionalistas, con las que hay gente que está de acuerdo y gente que no, ahora bien, no gobierna en Barcelona ningún totalitarismo fascista. O por lo menos no más que en el resto de Occidente, en cuanto al control total del gobierno sobre la opinión pública ciudadana, y al manejo corrupto de la información privada. Queda bien hoy en día acusar de "fascista" un gobierno de izquierdas, es rimbombante y la paradoja busca provocar escándalo y llamar la atención. Sin embargo hay que recordar que el fascismo es un totalitarismo exclusivo de las derechas, puede Ud. si quiere llamar al Sr. Maragall o al Sr. Carod Stalinista, Maoísta o Trotskista, lo cual, a pesar de la burrada, sería más apropiado.

También dijo "El nacionalismo no es una ideología, porque no responde a la pregunta de cómo organizar la sociedad, no nos dice nada sobre cómo gobernar, sólo quién va a hacerlo, los augures de la tribu."

Debo disentir nuevamente, por ser esto demagogia pura. Según esta misma frase, por lógica se deduce que una ideología equivale a una teoría puramente organizacional del gobierno. El nacionalsocialismo que era entonces, Sr. Suabia? Creo que estamos de acuerdo en que toda ideología es nefasta, por imponer un criterio único a sus subyugados. El nacionalismo catalán sí que es ideológico, pero como todo fenómeno social tiene sus causas y responde a un mecanismo histórico de acción-reacción.

Entiendo que estará al tanto de estas circunstancias, como para animarse a opinar sobre el tema tan fervorosamente; en cualquier caso, la crisis territorial española es un tema demasiado complicado como para que Ud. encuentre culpables en 5 líneas o profetice avatares tan improbables como la segregación de territorios.

Un saludo.

PL.

3:04 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home