martes, diciembre 27, 2005

Mil millones de víctimas

Confieso que a mí también me pasa; confieso que evito las informaciones y los libros que hablan del aborto, que me irrita verlo aparecer en la conversaciones, que me molesta que se cuele en las discusiones, que arruina, a mis ojos, cada debate sobre el estado de España o de Occidente en que logra introducirse. Confieso que el aborto me aburre, me hastía, me impacienta. Así, imagino, debían volver la cabeza muchos alemanes al ver pasar los trenes de vagones cegados con destino a Auschwitz, Mathausen, Treblinka.

Por un lado, es demasiado grande, demasiado monstruoso; por otro, todo se hace en silencio, en pleno Estado de Derecho, con la respetabilidad, la discreta asepsia y la ‘decencia’ de las cosas aceptadas y dentro de la ley.

Pero el hedor es terrible, y se cuela por las rendijas de los eufemismos progresistas; no es fácil ocultar mil millones de asesinatos intrauterinos desde 1980 en el mundo, mil millones de personas engendradas a las que mataron limpiamente antes de nacer.

No, no quiero hablar del aborto. Preferiría oponerme a él tácitamente, con una firma aquí y votando a un partido ‘poco’ abortista allá. Pero no es posible: este crimen privado que nos gustaría ocultar bajo la alfombra para poder decir que España va bien -o mal- por la evolución del PIB, o el paro, o la integración, la seguridad o cualquier otra cosa de las que nos ocupan a los periodistas, lo contamina todo. No era posible ver en la América del XIX la Tierra de la Libertad, aunque en muchísimos aspectos lo era, porque la lacra de la esclavitud lo corrompía todo, era el cadáver en el armario, el corazón delator que no permitía pronunciar limpiamente la palabra ‘libertad’. Hoy en España se asesina impunemente, a los más inocentes -84.985 sólo en 2004-, a petición de la persona que más debería protegerles, con el aplauso de algunos y el silencio de muchísimos, y somos, creo, mayoría, los que querríamos no ver, pasar por alto el horror -que, después de todo, no sale en la tele- y seguir hablando del Estatuto y la LOE y las ‘bodas’ gays. Y mirar a otro lado mientras continúa el holocausto.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

cara al sol, con la camisa nueva y .. amén!.

7:52 p. m.  

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