jueves, abril 20, 2006

¿Apostamos?

LOS tiempos, don Enrique de Diego, los tiempos. El argumento que desgrana en Época, alegando que si el PP pierde su "alma" -sus bases ideológicas-, perderá, además, las elecciones es inatacable... a la larga. Pero ése es uno de los pecados originales de la partitocracia: la obsesión por el corto plazo. Cuatro años es todo su horizonte; en cinco o seis -no digamos en dos legislaturas-, todos calvos por lo que se refiere a los candidatos. En esto, y sólo en esto, yo tengo razón y don Enrique de Diego se equivoca. Vivimos tiempos en que todas las soluciones verdaderamente eficaces a los problemas que nos aquejan -a los de verdad, no a los que nos venden por tales en sus campañas- reúnen las dos condiciones que más pueden repeler a un político de partido: son de dolorosa aplicación inmediata y sus efectos no se ven enseguida. Así las cosas, preveo que el PP seguirá su alegre viaje hacia la irrelevancia política por miedo a asustar, y el hueco ideológico irá creciendo hasta que se imponga la aparición de un nuevo partido. ¿Apostamos?