miércoles, abril 12, 2006

La estrategia del PP

SÉ que mi admirado Enrique de Diego no estará de acuerdo, pero empiezo a pensar que el PP no se equivoca, desde el punto de vista electoral, en su irritante estrategia de convertirse en un PSOE bajo en calorías. La idea de quienes nos oponemos a este proyecto seguidista, acomplejado y tímido que se opone a todo en la oposición y mantiene todo cuando llega al Gobierno va como sigue: el votante partidario de esos conceptos claros que el PP apenas defiende o no defiende en absoluto acabará no votándolo, mientras que quien se oponga a este ideario preferirá el artículo genuino, el PSOE, a la mala copia desleída. Pero el electorado no es tan cartesiano, y la política aquí es más cuestión de tribus, de los colores, que de ideas. Los votantes peperos de toda la vida se taparán la nariz y seguirán votando a la versión light de su partido, mientras que un PP de ideas claras y firmes podría movilizar y sacar de casa a un abstencionista clásico de tendencias vagamente izquierdistas. Es la ley de hierro de la partitocracia, don Enrique.