viernes, marzo 23, 2007

No podemos conducir por ti

Nos salva la vida cada día, cuando no es por la paz alcanzada con ETA es con el carnet por puntos. Le debemos la vida.

De la farsa del llamado proceso de paz ya hemos hablado hasta la saciedad. Del carnet por puntos hablan ellos, que no hay día que no nos saquen alguna estadística con el número de no muertos, salvados por la providencial coerción de este gobierno y su paternal amenaza de dejarnos compuestos y sin coche. Uno no quiere quitarles la ilusión y recordarles que, con la que hay montada de controles y avisos, como para no conducir pisando huevos, y que cuando pasa la novedad, como ha sido el caso en Italia, la gente se relaja y las cosas vuelven por donde solían. No, la verdad es que no tengo la menor idea si es o no eficaz medida tan coactiva. Es posible que reduzca el número de muertos aunque, si es ese el objetivo último, el sumo bien, no hay duda que los accidentes se reducirían drásticamente si nos prohibieran coger el coche. De hecho, lo del carné por puntos no me indigna tanto como la campaña de Tráfico con que se acompaña, que concluye con un "no podemos conducir por ti" que, francamente, me pone los pelos de punta. Como la muerte de Dios ha dejado un hueco muy gordo, el Estado se ha precipitado a llenarlo, creando así una implícita religión nacional en la que nuestros gobernantes cumplen el papel de padres colectivos, omniscientes y todopoderosos. Al "no podemos conducir por ti" se le sobreentiende la coda "pero ya nos gustaría". Se han apropiado a medias de nuestros pulmones con la Ley Antitabaco, que va a hacer de nosotros unos cadáveres sanísimos, y ahora se lamentan de que, por ahora y en tanto la técnica no lo permita, no se pueden quedar con las llaves del coche. Lo malo es que no podemos gobernar por ellos…