viernes, marzo 23, 2007

¿Quién ha votado a Kofi Annan?

En su comparecencia en el Congreso, el presidente Rodríguez Zapatero ha aprovechado el anuncio del envío de tropas al Líbano y el apoyo del Partido Popular a esta medida para marcar distancias. Él, ha dicho, es un niño bueno y sólo manda tropas con claveles en la boca del fusil y bajo los auspicios de esos supercicutas que son los de Naciones


Unidas, no como Aznar el Sanguinario, lacayo de Washington. El líder de la Oposición, pero menos, le ha contestado que eso será ahora, que en Kosovo bien que mandaron tropas con la OTAN, y a la ONU que le fueran dando, y lo mismo en la primera guerra del Golfo. Muy bueno lo suyo, don Mariano.


Pero me parece que alguien ahí ha perdido una ocasión de oro para preguntar qué es eso de la ONU, qué legitimidad tiene y cuándo, en esta era genuflexa ante la Santísima Democracia, hemos votado a Kofi Anan, que ahora no lo recuerdo.


La ONU es una de esas instituciones que es como de mal gusto discutir; damos por hecho que constituye un benévolo supraestado, algo así como lo que fue el emperador del Sacro Imperio en la Baja Edad Media, y que representa a la comunidad internacional. Ya es hora de decir que esta es una ficción absurda, falaz y cada vez más peligrosa. La verdadera ONU es una monstruosa burocracia multinacional, inoperante hasta el chiste, corrupta hasta lo escandaloso y despilfarradora hasta lo prohibitivo. No puede ser de otra manera: están demasiado lejos de sus supuestos representados, para empezar, y, para acabar, es ridículo equiparar la representatividad de gobiernos elegidos por el pueblo con dictaduras terribles y tiranías descaradas. Un organismo donde el Irak de Sadam, la Cuba de Fidel y la Libia de Gadafi han sido miembros del comité de Derechos Humanos sólo puede ser un mal chiste, no un augusto senado ante el que debamos inclinar la cabeza y rendir el juicio.