lunes, enero 17, 2005

La asignatura de religión laica

No, si yo les entiendo. A los laicistas, digo. Les mueve un fervor religioso, y no pararán hasta que sus dogmas sean los dogmas del Estado.

Sé que los partidarios del Estado laico no se reconocerán en la frase anterior, que pretenden representar una postura ‘blanca’, imparcial ante las distintas visiones del mundo de la ciudadanía. Por supuesto, eso es imposible.

Laicismo y Catolicismo son dos religiones o, si se prefiere, dos visiones integrales del mundo y de la vida. La diferencia es que el Catolicismo es lógico, coherente y consciente, mientras que el laicismo no es ninguna de las tres cosas. Del Hecho cristiano se desprenden lógicamente unos principios -que son, por cierto, los que han construido la civilización occidental-, y los laicistas se quedan con algunos de estos principios mientras niegan el Hecho que los justifica. Ambos son dogmáticos, pero los segundos lo son inconscientemente, Y éstos, en palabras de G.K. Chesterton, son con mucho los más dogmáticos.

Me explicaré con un ejemplo. No es un secreto que el nuevo plan educativo del Gobierno se ha propuesto marginar en lo posible la asignatura de Religión (‘religión confesional’, la llaman, como si hubiera religiones aconfesionales), haciéndola no evaluable y alternativa al estudio o al tiempo libre. Al mismo tiempo, propone una nueva asignatura, ésta sí obligatoria, denominada Educación para la Ciudadanía. ¿Y qué temas se van a impartir en esta nueva materia? Según el diario El País -fuente, sin duda, autorizada-, “temas como los derechos y libertades en democracia, la superación de conflictos, la igualdad entre hombres y mujeres, la prevención de la violencia de género y la aceptación de los inmigrantes”.

Si uno logra hacer abstracción de la empalagosa palabrería políticamente correcta (¿violencia de género?), podrá advertir que ninguno de estos principios es evidente por sí mismo. A los españoles del siglo XXI nos parecen evidentes porque el cristianismo ha sido el caldo de cultivo intelectual de Occidente durante casi dos mil años. Pero en realidad todos ellos son incomprensibles fuera del sustrato cristiano. La misma idea base, el individuo como portador de derechos inalienables, sólo es razonable partiendo de un concepto del hombre desconocido fuera del mundo cristiano y de la historia anterior a Cristo.

El laicismo es un fenómeno exclusivamente cristiano. En cierto sentido podría decirse que es una herejía más ya que, como todas las herejías, escoge los dogmas que quiere y los separa de los demás. Si alguna otra civilización -digamos, la islámica- desarrollara un laicismo propio, tendría por evidente principios que, desde fuera, podríamos reconocer fácilmente como hijos de su religión. El drama del laicismo es que, atacando la religión, están serrando la rama que les sostiene. Y no lo saben.
Carlos Esteban

1 Comments:

Blogger Musiqa-arabiya said...

Me parece una opinión muyt escarecedora respecto a estas disposiciones que ultimamente vienen llenando los medios de comunicación y en general la vida cotidiana, sobre todo de los europeos.

Gracias por compartir.

10:52 p. m.  

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