martes, diciembre 06, 2005

Goliat se disfraza de David

Al hombre le gusta instintivamente el juego limpio. Por eso en golf existe el handicap, para igualar a los desiguales. Y por eso tienen éxito inmemorial y universal cuentos como Pulgarcito, escenas como las de los tres mosqueteros y Dartagnan enfrentándose a un número muy superior de guardias de Richelieu o historias como la de David contra Goliat. El pueblo va siempre con el pequeño cuando se enfrenta al grande.

Pero es igualmente cierto que el tamaño importa, que ya dice el cínico refrán que “vinieron los Sarracenos/ y nos molieron a palos/ que Dios está con los malos /cuando son más que los buenos”. Por todo eso, la situación ideal es ser Goliat y disfrazarse de David, con honda y todo; atacar y gritar: ¡¡Alarma, nos atacan!!”; ser Roma y posar como Numancia. En estrategia, quizá sea cierto que la mejor defensa es un ataque; en propaganda, el mejor ataque es una defensa.

En sus años de rodillo, cuando todo el poder político y cultural y buena parte del económico se concentraba en sus manos, el PSOE de Felipe González se hizo un experto en tocar a rebato y poner cara de víctima oprimida cuando la oposición amagaba una crítica: eran los descamisados de Alfonso Guerra, con sus camisas de Yusti.
Tanto tiempo llevan aplicando esa táctica cansina quienes ejercen un virtual monopolio sobre la política, las modas, la cultura y las ideas que ya apenas chocan los ataques a los ‘intereses empresariales’ y el izquierdismo de salón del mayor grupo empresarial de medios de comunicación.

Pero me niego a pensar que el pueblo ha perdido hasta tal punto el sentido de la ironía como para no detectarla en la denuncia que viene haciendo el Grupo Prisa, el amo de España, del peligro que supone para nuestras libertades Julio Ariza y su grupo mediático, Intereconomía, que, con permiso de don Julio, es insignificante al lado de la arrogante Wehrmacht de don Jesús de Polanco. Da risa ver al Sherif de Nottingham disfrazado de Robin Hood.