martes, diciembre 06, 2005

Por carceleras

Quieren agotar el absurdo, éstos del PSOE, que no quede espacio para la ironía, que la única manera de parodiarlos sea repetir literalmente lo que dicen o informar fríamente de lo que hacen.

¿Se imaginan a Al Capone en los zapatos y con la placa de Eliot Ness? ¿A Farruquito como director general de Tráfico? Pues cosas así son habituales en los gobiernos del PSOE, que nos dieron un jefe de los guardias delincuente en Luis Roldán, un gobernador del Banco de España que se lo llevaba calentito en Mariano Rubio y un espumeante activista del ateísmo como embajador ante la Santa Sede en Puente Ojea.

Y van a peor. Ahora tenemos a José Bono diciendo en un discurso que prefiere “morir a matar”, un deseo muy loable en un franciscano, pero ligeramente desmoralizador en un ministro de Defensa; una ministra de Cultura de insondable incultura que confunde un latinismo habitual con un personaje de dibujos animados y, ahora, la guinda: una carcelera que quiere a los delincuentes en la calle, la esperpéntica Mercedes Gallizo. Ignoro dónde vive la Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias que no quiere a los delincuentes en la cárcel, pero apuesto tres contra uno que corre poco riesgo de encontrarse con Maki Navaja, gloriosamente libre e impune, en un callejón oscuro.