sábado, mayo 27, 2006

Mira cómo lo siento

Es como el chiste. Sí, hombre, seguro que lo conoce: dos amigos hablando, y uno no para de darle la vara al otro, que si los de Bilbao hacemos esto, que si los de Bilbao somos lo otro, que si los de Bilbao tenemos lo de más allá... Al final, el amigo, ya harto, le recuerda: "Pero qué dices, Paco, si tú has nacido en Palencia...". A lo que el primero responde: "¡Los de Bilbao nacemos donde nos da la gana!".

Dí que sí, Paco, que ZP te apoya. En un país donde las palabras no significan nada -Zapatero pixie-, lo que cuenta es lo que uno se siente, faltaría más: España es una nación, y Cataluña, que está técnicamente dentro de España, pues también. Y espérate que no se les ponga a los del Bierzo entre ceja y ceja... Lo importante no es lo que es, sino lo que uno siente. ¿Que dos personas se sienten matrimonio, aunque los dos se llamen Manolo? Pues, hala, que vayan reservando plaza en Salones Lord Winston, que el Gobierno pone el oficiante y los papeles. ¿Que dos cónyuges sienten que como que no, que hoy me he levantado sintiéndome soltero? Pues no te prives, hijo, y te acostarás divorciado que, como decía De la Vega con esto del divorcio express, nadie te va a preguntar por qué.

Y el último paso es que uno pueda cambiar su sexo en el DNI (y a todos los demás efectos legales, claro) sin necesidad de pasar por el quirófano, con lo aparatoso que es eso. Vamos, que Manolo se puede convertir en Lola sin tomarse la molestia de afeitarse el bigote. Y así es como los socialistas anulan los peores efectos de una ley estúpida con otra todavía más estúpida. ¿Que eres varón y no puedes acceder a un puesto en el consejo de tu empresa porque hay que cumplir la cuota femenina? Fácil: vas al registro y dices que, desde hoy, en vez de Manolo eres Lola. ¿No eres lo bastante bueno para lograr el oro en una disciplina olímpica, pero estás ahí, ahí? Pues lo mismo.