viernes, marzo 23, 2007

Hombres y mujeres

Leo un cartel por la calle con una mujer y la frase "Ya no me humilla" y me pregunto cuándo nos volvimos imbéciles. Me refiero a colectiva, corporativamente imbéciles, tan esclavos que ya no nos choca que el Gobierno nos trate a todos como a idiotas.

Es lógico que el poder quiera engañar a los gobernados para llevar el agua a su molino, y comprensible que lo consigan en materias que no tenemos capacidad o interés por dominar. Lo enfermizo de nuestro tiempo es que nos engañan con lo que sabemos o deberíamos saber.

Puedo ver que el hombre es por lo general más fuerte y violento que la mujer, y que sea el principal responsable del maltrato físico. Pero ¿humillación? No voy a dar aquí un solo dato, no espigaré estadísticas ni citaré sesudos estudios. Prefiero recurrir a lo que debería ser el punto de partida del conocimiento de cualquiera: la experiencia. Mire a su alrededor: ¿le parece que hay muchos más maridos que humillan a sus mujeres que al revés? ¿Hay algo en el hombre que le lleve a una conducta así, que está absolutamente ausente de la mujer?

El problema es que para la creciente tribu de quienes van por el mundo con las anteojeras de la ideología, la respuesta es que sí. La igualdad es aburrida, al parecer, y si el prejuicio dominante durante siglos ha sido que la mujer es inferior, la reacción no ha sido acordar que es igual, sino afirmar que es muy superior. No con estas palabras, porque el pensamiento único rara vez tiene el valor de expresar lo que cree con palabras sencillas y unívocas.

Prefiere lo esquinado, presentar a los hombres como violadores y a las mujeres como seres impecables. Así, anuncios, series, películas que presentan a los hombres de un modo que provocaría ceses fulminantes y protestas airadas si lo hicieran con mujeres pasan entre risas y sin comentarios. La guerra de los sexos es la más idiota, porque sólo puede tener perdedores.