viernes, marzo 23, 2007

La verdad

Esto podría empezar con la pregunta inicial de un chiste clásico, aunque maldita la gracia que tiene la respuesta: ¿en qué se parecen el 11-M y el cambio climático? En que las partes más empeñadas en responder parecen las menos interesadas en la verdad. Que miles de personas se acercan a cualquiera de los dos problemas con una respuesta -con una verdad- empaquetada y lista para su consumo incluso antes de conocer a fondo el dilema.

Decía el poeta británico T. S. Eliot que el ser humano no puede soportar demasiada verdad, y todo lo que veo, leo y oigo parece confirmarlo. Todo parece volverse munición en esa lucha tribal con corbata que es la política. Si la verdad es la primera baja en cualquier guerra, en la guerra política es un arma, y se escribe siempre con minúsculas.

Es descorazonador que uno pueda predecir con un ligero margen de error de qué está seguro fulano sobre los autores de los atentados de Atocha o la verosimilitud de un cambio climático a medio plazo, según su adscripción política, cuando se trata de simples cuestiones de hecho; que la ideología lo tiña y corrompa todo, hasta lo que ha pasado o va a pasar, como si Sherlock Holmes declarara que el asesino es quien peor le caiga, subrayando las pruebas que parezcan confirmar su tesis y ocultando las que la contradigan. La verdad nos hará libres, sí, para empezar, libres de la telaraña de las ideologías.