viernes, marzo 23, 2007

La voz del amo

LA Cultura, hemos sabido esta semana pasada, está con el Gobierno. Como un solo hombre. La verdad es que suena mucho más imponente decir "la Cultura" que escribir los Bardem, Juan Diego, Loles León y toda esa troupe de cómicos, ¿no?

Ya es triste que, de todas las Bellas Artes y el pensamiento, la cultura haya quedado reducida a un puñadito de faranduleros y algún viejo autor con tantos premios oficiales como escasos lectores. Pero aún más triste, para los que atesorábamos el tópico romántico del artista bohemio, libre y contestatario, es ver a tanto presunto artista alabando al poder, apoyando al Gobierno. Chirría.

El adocenamiento debería ser anatema para el creador; el conformismo, veneno para los artistas. La desoladora explicación es que éstos no son sino funcionarios del arte, burócratas de la cosa, aprovechados y pícaros que tienen secuestrado el nombre del arte para seguir pasándose por caja a fin de mes, para vivir de la sopa boba oficial como dóciles empleados mientras juegan a la revolución con dinero ajeno.